Nuestra historia

Nuestra historia

Yo soy Angie Sánchez, soy Bióloga de la UCR y hace unos años tuve la oportunidad de un intercambio con una beca de la U, estando en otro país me di cuenta que existían las copas menstruales y que todas mis amigas la utilizaban, las vendían en todos los supermercados y parecían ser algo muy común,  lo primero que dije fue ¿por qué en Costa Rica no hay copas menstruales?, luego la probé,  me pareció una maravilla y dije: ¡Todas mis amigas necesitan probarla!. Cuando regresé del intercambio, perdí mi beca y mis amigas me empezaron a comprar copitas para apoyarme, ellas les contaron a sus amigas y familiares y así empezó todo, como la que vendía copitas. Me hice una página de Instagram y le puse “COPITA”.

Al tiempo llegué yo, Maria Laura, soy bachiller en danza contemporánea y en comercio y negociosinternacionales también. Además de socias, Angie y yo somos cuñadas; y para el año pasado me  contó que estaba vendiendo copitas, que necesitaba ayuda y me invitó a unirme a este sueño de emprender; acepté luego de probar la copita y comprobar lo increíble que era para cualquier actividad física.

Juntas decidimos hacer un proyecto donde más allá de vender un producto, brindáramos nuestro tiempo para tratar un tema tan silenciado como es la menstruación y fue así como empezamos con las primeras charlas, capacitaciones y asesorías. Los mensajes no paraban de llegar, y pronto se descontrolo (para bien porque dejó de ser una idea y nos empezaron a conocer), iniciaron los envíos a todo el país y nos dimos a la tarea de soñar aún más en grande. Y a pesar de que no fue nada fácil al inicio, siempre contamos con el apoyo de nuestros familiares y amigos; con los que hasta la fecha seguimos enormemente agradecidas. 


Luego nos dimos cuenta de que estábamos trabajando sobre un terreno poco transitado; que ni en Costa Rica ni en Centroamérica existía una copa menstrual, que tampoco existía una página web para comprarla y/u obtener más información con respecto al tema, y sobre todo; comprendimos que no era un tema tan sencillo como vender zapatos, por ejemplo. Sin embargo, como nos gustan los retos, quisimos romper con todas estas limitantes. 

Para este sueño necesitábamos dinero… mucho dinero, un lugar donde hacerlas, expertos en temas tecnológicos, de mercadeo, experiencia, etc... Nos cerraron las puertas en varios lugares y luego nos dimos cuenta que habíamos logrado ahorrar la suficiente cantidad de dinero para la producción del elemento más importante de nuestro sueño: la compra del molde de inyección para las copas menstruales. Fue ahí donde pudimos ver un rayito de esperanza, y aunque no sabíamos cómo íbamos a hacer para venderlas (pues las redes sociales se nos estaban quedando pequeñas y solo eramos dos personas) estábamos decididas a seguir, por más arriesgado que fuése, pues no hubo día donde no creímos en el proyecto. 

Una vez adquirido el molde, fue toda una travesía lograr que la fábrica productora pudiese traer el material, hacer estudios de otras copas, hacer las pruebas, diseños, saber si funcionaban... y una vez aprobadas pudimos dar la “luz verde” para iniciar con esta primera producción. Al mismo tiempo que trabajamos en formalizarnos como pequeña y mediana empresa costarricense, nos inscribíamos al Caja Costarricense del Seguro Social, aprendíamos a hacer facturas electrónicas, organizábamos sesiones de fotos con nuestras amigas para tener contenido, creamos nuestra primer alianza con el emprendimiento Blé, apoyamos la primer donación de copas menstruales junto con dos fundaciones, asistimos a nuestras primeras ferias de emprendedores, participabamos en el Congresos de Salud Menstrual de la ONU en Panamá, alquilamos nuestra primer oficina, creamos las primeras toallas de tela y mientras todo esto pasaba, también intentamos registrar nuestras marca inicial “Copita” pero por ser un diminutivo, el Registro Nacional no lo aceptó, y por ello tuvimos que cambiar y creamos “Cíclica”. ¡Ah y como si no fuera poco!, en un mundo paralelo cada una de nosotras estaba tratando de terminar su carrera universitaria.

Aunque ha pasado muy poco tiempo, el proceso ha sido largo, hemos aprendido grandes lecciones gracias a este… pues emprender es como una de esas montañas rusas en las que algunas personas salen diciendo: “mejor no me vuelvo a montar” y donde otras decimos: “otra vez, otra vez”. Es decir, emprender no es para todos y todas, realmente tiene que existir una gran motivación que nos haga levantarnos temprano y acostarnos tarde. En nuestro caso, soñamos con que las nuevas generaciones crezcan sabiendo que existe toda una gama de posibilidades para manejar su menstruación, que crezcan sin tener que ocultarla y sin tener que limitar sus actividades diarias; y que aquellas personas menstruantes que no son de las nuevas generaciones puedan probar lo que es ser libre y felices, sin odiar la menstruación. 

Hoy somos un equipo de personas trabajando día a día para darles el mejor servicio y calidad en nuestros productos. Hoy contamos con el permiso del Ministerio de Salud para nuestras copas menstruales, y pronto nuestros productos estarán en farmacias y comercios, sabemos que nos falta mucho, pero queremos decirte que; ¡no nos vamos a detener! Nuestra gran meta es llegar a toda Centroamérica y crear un canal de educación donde más personas puedan acceder a información gratuita y de calidad.

Te animamos a creer en tus ideas y a luchar todos los días para que se hagan realidad, nos vemos muy pronto para continuar contándote sobre nuestra historia. 



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